Atrás queda un intenso 2018 que nos dejó el sinsabor del concurso pero que nos fortalece como grupo. La mayor enseñanza: ser fiel a uno mismo pese a todo es la mayor muestra de honestidad.
El Joven Obispo no ha pasado por nuestra trayectoria como un año fácil. La comparsa que debutó el 20 de enero en el Gran Teatro Falla tuvo un comienzo difícil. Desde la confección del grupo, los cambios por la idea, problemas con artesanos y el desenlace final con la comparsa fuera de semifinales.
Fieles a una idea
Pese a todo ello, el mal resultado no ha afectado a nuestra concepción del carnaval como vehículo de expresión libre y sin autocensuras. Es habitual ver cómo los mensajes se suavizan o se desvían con el fin del «bienquedismo» o de los intereses generados alrededor del concurso. Estamos en una era con mensajes simplificados, de consumo rápido y esfervescente… pero sería un error caer en la desnaturalización de una fiesta que tiene que servir como contrapoder. Nos decían que con esa idea nos estamparíamos contra una pared, pero siendo lo que se nos apetecía en ese momento, no podemos arrepentirnos de nada y nos volveríamos a estampar con una pared a la que ya casi le cogimos cariño. (pero no más ¿vale? xD)
Irregulares e inspeccionados
El Ministerio no podía dejar que nos siguiéramos lucrando del carnaval (ironía) y decidió emprender una acción para regular las altas por las actuaciones en las que se había cobrado cuantía económica. Todo ello aunque las mismas sirvieran para ejecutar el presupuesto con el que financiamos la agrupación del año siguiente. Tras multitud de reuniones cerramos la regularización y no nos quedó otra que pagar.
Menos mal que ha sido un año bueno y hemos tenido un año plagado de actuaciones (ironía again).
Como no puede ser de otra forma. Estamos a favor con el cumplimiento de la normativa ineludiblemente, pero es necesario buscar un encaje adecuado para quien no se lucra y se sirve de las actuaciones para autofinanciarse.
Dolorosas bajas y Vicente Lázaro
El verano llegó con algunas bajas debidas a motivos personales y laborales (nos reservamos las bajas para otro post). Algunos componentes con peso y tradición en nuestra comparsa decidieron no salir para 2019. Cuando más desánimo había, Vicente Lázaro Lali anuncia su incorporación al grupo y viene de la mano de la incorporación de Sxema y regresos tan deseados como Eugenio y Julián. Lali se hace cargo de la dirección musical de OzBDC y a fecha de hoy la comparsa encara la recta final para su estreno en el Gran Teatro Falla.
¿Cuál es el balance?
Aunque bromeáramos en el titular no podemos dejar de ver el resumen del año 2018 como positivo. Sobre todo porque nos ha hecho aprender a cada paso, fortalece nuestra concepción y mantiene nuestra ilusión por hacer carnaval intacta.
Y algo más: haciendo carnaval nos sentimos libres. Viendo lo que se mueve a nuestro alrededor, ya nos parece un gran premio ¿no?.
Os esperamos el 6 de Febrero, OzBDC.